Un rey muy egoísta tenía un muy grande castillo. Pero igual no bastaba, él quería algo más. Hacía días le habían contado sobre un desierto, pero el desierto era de otro reino. Igual él no hizo caso. Al otro día, él solo fue al desierto para decirle al otro reino que lo quería. En vez de eso se perdió 4 días y 4 noches, en esos días recapacitó y decidió que no le convenía tener ese desierto.
Para él fue una señal.
Para él fue una señal.
Freddy Domingos y Ezequiel Alaman
1 comentario:
Sucede que este cuento tan breve encierra un misterio ¿por qué en esos cuatro días el rey se dio cuenta que no le convenía comprar ese reino?
¿Lo sabrán sus autores?
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